10 de septiembre de 2010

SIGNIFICANTES EN PROCESOS DE CONTACTOS CONSUNSIVOS


La problemática de los contactos consunsivos en la literatura pedagógica hipertextualista viene ampliando las perspectivas de los investigadores de este nuevo campo de indagación semiótica. Como señala con precisión Adolf Niegel Benveniste (2007) "no se trata de reforzar las redes inconclusas sino de establecer injerencias abarcativas que posibiliten una mirada diferente, basada justamente en el devenir de lo consunsivo".

La educación virtual tiene mucho que asimilar de estas nuevas indagaciones. No en vano se señala que "los textos consunsivos reflejan los cambios que este nuevo siglo propone a las ciencias de lenguaje. Muestran también la profunda relación supra significativa, la cual introduce una nueva manera de concebir la relación intersintagmática, en consonancia con los planteos de la Escuela de Lujanburger, que ya insinuara Bajtín en sus primogénitos escritos". Nada mejor entonces que reformular el concepto de hipertextualidad alternativa, incoporando la idea de alternancias múltiples e interacción multicooperativa que proponen G. Frank y Olivia Reyes, de la UOCV (2005).

No se trata entonces de abordar la comprensión de textos desde la perspectiva singular-ejemplificadora que coloca el preconcepto en su carácter de constructo indivisible, sino, por el contrario, reflejar la multiplicidad de inserciones que la interdependencia cognitiva nos proporciona.

Por otro lado, tampoco resultará conveniente olvidar lo señalado por Pinkerton (1987) al refutar las tesis de los minimalistas acríticos: "sólo en el marco de las intersecciones dinámicas de todos los factores, es donde encontraremos las respuestas adecuadas y esclarecedoras". Es decir, el paso de la sintagmática activa al paradigma del hipertexto consunsivo sólo tendrá validez si incluye los parámetros adecuados de consistencia y permeabilidad.

Todo esto viene a colación de los nuevos enfoques que proponen algunos investigadores, a partir de los emergentes del nuevo mapa de redes tecnológicas activas, en el arco del llamado paradigma interaccional, que encuentra en el texto consunsivo la respuesta a lo situacional-posicionado, tanto desde la perspectiva Web 2.0 como de instancias que prefieren imbricarse en coincidencias menos superficiales.

Tomar conciencia de estos nuevos enfoques resulta imprescindible para un modelo de educación virtual no limitado a los espacios físico-temporales de la textualidad incidental.

6 de septiembre de 2010


El mate, es una infusión nacida de una planta originaria de Sudamérica, también conocido como Té del Paraguay, y transmitida por los guaraníes a los colonizadores, adoptada como bebida tradicional en diversos países de Sudamérica.

En la práctica, el mate es una tradición que sirve de excusa para una reunión y un buen momento entre amigos y conocidos, pero además, la bebida posee un efecto levemente estimulante similar al café o el chocolate, es depuradora de nuestro organismo, y posee antioxidantes.

La preparación del mate, es de por sí todo un ritual, con sus secretos y modalidades que lo convierten en un arte hasta enigmática en nuestro país.

El buen cebador de mate sabe cuáles son las reglas a seguir para lograr un mate perfecto. El que no las conozca, que lea esta nota y agende lo que jamás debe hacer bajo ningún concepto, si quiere que otros cebadores lo respeten.
El que no haga caso a los siguientes mandamientos, que se atenga a las consecuencias.

1. No usar azúcar ni edulcorante
Esto es un pecado mortal. El mate es amargo, y punto. Toda otra variante es un plan cobarde para ablandarle la boca a una bebida que es recia y rica, tal y como la da la naturaleza. Sino, probá ponerle azúcar a las aceitunas o a la espinaca, a ver cómo te queda.

2. No revolver la bombilla
La bombilla no es una palita para arreglar la yerba y levantarla cuando el mate está lavado. A pesar de que hay gente que les gusta palanquearla para generar un agujerito en las profundidades del mate, la bombilla no se toca.
3. Nunca soplar por la bombilla
Se sabe de gente que, cuando el mate está duro, sopla para mejorar el tránsito de la bombilla, pero no hay nada más desagradable ni desconsiderado: el mate no es un clarinete, y además lo llenás de microbios que el otro no tiene por qué beberse.

4. Jamás cebar con agua hirviendo
Cebar un mate con agua hervida es un delito que merece la pena capital, ya que de esa forma la yerba se quema y queda amarga como la carqueja. Un buen cebador, escucha la caldera y siempre sabe cuándo el agua está lista.

5. Cortar el mate con agua fría de la canilla
Otra acción que merece la horca. El cloro del agua corriente hecha a perder el gusto del mate y ya no tiene retorno. Si el agua te quedó muy caliente, esperás a que se enfríe, sin chistar.

6. Nunca convidar un mate frío
Esto es una señal de desprecio y equivale a ofrecerle un plato de pescado podrido a quien tiene hambre. Antes que cebar con agua fría, el buen matero rehace la partida: calienta el agua, cambia la yerba y ceba desde cero una nueva ronda, para no desdeñar a nadie y conservar el amor propio.

7. Bajo ningún concepto reusar la yerba
A ver si nos entendemos: cuando un mate ya dio todo el sabor crudo del pasto y aportó su amargo revitalizante, esa yerba ya no sirve más. Nada de volver a cebarlo conservando la que estaba abajo en el mate. El matero de ley no vuelve a usar la yerba: tira todo y arranca otra vez.

8. No incursionar en mezclas new age
¿Qué es eso de combinar el mate con poleo, muña muña, o cáscara de naranja? El mate ya tiene sabor suficiente, señores. Si no les va, cambien la marca de yerba. Pero eso de andar buscándole “funcionalidades” –que haga bien a los huesos, al tránsito lento, a la presión- no es propio de esta bebida, sino de jarabes.

9. Nunca chupar el mate ajeno
Esto equivale a robarle a alguien su porción de asado. Fijate, en una ronda de materos, para que el mate llegue lejos, pasa por varias manos y ninguna tiene derecho a cortar el trayecto y robar el turno. Es una gruesa afrenta, que en tiempos de gauchos se solucionaba con facón.

10. Dejar migas en la bombilla
Esto sí que es de pésimo gusto. Si todos sabemos que el mate es una costumbre bastante promiscua y hasta poco higiénica, debemos cuidar el aspecto del ritual para no hacerlo aún más asqueroso. Si se toma mate con bizcochos, antes de beber hay que limpiarse la boca.

Por: Joaquín Hidalgo, Para el Portal Planeta Joy